El sueño de iniciar este proyecto germinó en Puno, donde después de varios años compartiendo relatos sobre nuestros viajes y experiencias, decidimos de manera espontánea dirigirnos hacia la festividad de la Candelaria. Inmersos en la música de los ayarachis y contagiados por el entusiasmo de César en el altiplano, comenzamos a concebir la idea de preservar la extensa obra de César A. Vivanco. ¿Era posible llevar a cabo este ambicioso proyecto?

César nos había narrado en múltiples ocasiones sus viajes, travesías por el Pongo de Mainique, la riqueza de diálogos y experiencias que el quechua le brindaba y que plasmaba en sus fotografías. Habló de encuentros cercanos con la muerte, de vivencias durante los rodajes con Herzog y Kinski, y de la mística que rodeaba su colaboración con Jorge Sanjinés. Aunque nos había compartido sus motivaciones para crear documentales, sobre su proceso creativo solo emergían algunos comentarios entre numerosas caminatas y visitas; parecía difícil expresar en palabras tantos años de preguntas convertidas en videoramas.

Durante la ejecución del proyecto, pudimos observar de cerca la dinámica del proceso creativo de César gracias al acceso a su espacio más íntimo. Presenciamos las meticulosas correcciones en los guiones, la cuidada grabación de las narraciones, parte de su trabajo en Francia, la música que grababa en locación y los casetes que nutrían su inspiración. Finalmente, logramos comprender un poco más su proceso y la dificultad de ponerlo en palabras. Este proceso carecía de un punto de inicio y finalización de rodaje; los guiones continuaban siendo corregidos incluso después del “estreno”, los diferentes locutores con los que colaboro grabaron audios en francés, español y quechua.

César, exigente consigo mismo, también intentaba narrar con su propia voz. En resumen, un proceso disruptivo de una lógica más lineal de creación. El recorrido ha sido extenso, y la restauración de nueve documentales representó un desafío que no habría sido superado sin el aliento y la complicidad del equipo de trabajo, los compañeros del Centro Cultural Harawi que renovaron nuestras fuerzas con cada huatia, y las conversaciones y apoyo de la variada red de amigos que César ha reunido alrededor de su camino.

El propósito de este proyecto es poner en valor la obra de César A. Vivanco, la visión de un autor desde el corazón del sur peruano y el espacio que su trabajo merece en la historia. También buscamos honrar la dedicación de alguien que esculpe en el tiempo, con su propia vida, sus sueños, preguntas y anhelos a través de estos documentales.

Esperamos que este proyecto abra el camino para poner en valor el aporte de Vivanco y sea el inicio de preservación de su obra integral. Y como dice una frase en la oficina de César “El tiempo pasó, sí, pero no se llevó nuestro corazón y nuestra rebeldía”.

SOBRE EL AUTOR

Antropólogo egresado de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (1963-1968), desde una edad temprana, su vocación lo llevó a enfocarse en el estudio de la Amazonía al sur del Perú, convirtiéndose en uno de los primeros antropólogos nacionales en realizar investigaciones en dicha región desde finales de la década de los sesenta. Tras completar una especialización en cine y fotografía en Francia, y guiado por su sensibilidad visual, logró plasmar sus investigaciones en fotografías que posteriormente se transformaron en documentales realizados en la técnica conocida como "diaporamas" o "videoramas", convirtiéndose así en uno de los pioneros de la antropología visual en el Perú.

Hasta la fecha, César A. Vivanco ha acumulado más de 50 años de trabajo ininterrumpido en investigación antropológica y visual, con una producción que abarca más de veinte documentales sobre diversos temas socioculturales del país. Además, posee un valioso archivo fotográfico de proporciones incalculables. Ha colaborado en producciones de importancia internacional con destacados cineastas como Jorge Sanjinés, Werner Herzog, entre otros.